miércoles, 4 de febrero de 2015

10 frases célebres de Mary Shelley



Mary Wollstonecraft Godwin, conocida comoMary Shelley (1797 - 1851), fue una narradora, dramaturga, ensayista, filósofa y biógrafa británica, conocida mundialmente por ser la autora de la novela gótica Frankenstein.

Hija de un filósofo (William Godwin) y de una escritora (Mary Wollstonecraft) Shelley, tras la muerte de su madre cuando era muy pequeña, decidió marcharse de casa a los 16 años, aunque no lo hizo sola sino con el que posteriormente se convertiría en su marido, Percy Shelley que, por entonces, ya estaba casado y esperando a su primer hijo. Ambos se establecieron en La Spezia (Italia) y la primera mujer de Shelley acabó suicidándose por no poder soportar el abandono.

La novela de Frankenstein tiene un inicio curioso: fue el resultado de un período de aislamiento junto al poeta Lord Byron (que mantenía un romance con la hermanastra de Shelley) provocado por una fuerte tormenta en la zona donde estaban veraneando. Byron les propuso escribir una historia de terror como si tuvieran que presentarla a un concurso. Así nació “Frankenstein o el Moderno Prometeo”. Mary Shelley tenía solo 20 años y, tras su publicación, la obra se convirtió inmediatamente en un éxito tanto de crítica como de público. Es una lástima que por la rápida huida de la pareja cuando marcharon a Italia en 1814, se perdieron todas las obras escritas anteriormente por ella.

Shelley nos dejaría otras obras como “El último hombre” o “Lodore”. Falleció a los 53 años de edad mientras dormía.

Os dejamos con sus frases más célebres:

“No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”.

“¿Por qué no he de continuar por estas olas indómitas y a la vez sumisas? ¿Qué podría detener un corazón decidido y la voluntad firme de un hombre?”.

“El lobo se vestía con piel de cordero y el rebaño consentía el engaño”.

“Sé que usted busca el conocimiento y la sabiduría, como yo lo hice una vez; y espero vivamente en que la satisfacción de sus deseos no resulte ser una serpiente que le muerda, como ha sucedido en mi caso”.

“Te juro que hubiera preferido permanecer siempre en la ignorancia. Antes eso que descubrir la ingratitud y la depravación de una persona tan querida por mí”.

“¿Cómo es posible contemplar a un ser tan noble destruido por el dolor sin experimentar una profunda pena?”.

“El ser humano que quiere alcanzar la perfección debe mantener la serenidad y la calma, sin permitir que una pasión o un deseo circunstancial se entrometa en su espíritu”.

“Estamos ligados por vínculos tenues a la prosperidad o a la ruina”.

“Nada contribuye a tranquilizar la mente como un propósito firme, un punto en el que pueda el alma fijar sus ojos intelectuales”.

“La guerra es el juego del estadista, la dicha del sacerdote, la burla del abogado y la profesión del asesino mercenario”.

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