martes, 3 de febrero de 2015

12 frases célebres de James Joyce



James Joyce (1882 – 1941) fue un escritor irlandés, considerado uno de los más importantes e influyentes del S. XX enclavado en una corriente literaria de vanguardia que también siguieron Ezra Pound o Virginia Woolf. Sus obras más conocidas son “Ulises”, valorada como su obra maestra, “Finnegans Wake”, una controvertida novela, “Dublineses”,una serie de historias breves y, “Retrato del artista adolescente”, una novela semi autobiográfica.

Joyce, que bebió de autores como Homero, Tomás de Aquino o William Shakesperare, no publicó un gran número de obras a lo largo de su vida pero todas ellas, individualmente, se consideran magníficas y caracterizadas por una atención minuciosa a escenarios muy delimitados y por una maestría excelsa en el uso del lenguaje y el desarrollo de nuevas formas literarias. Sin embargo, pese a que Dublín se convierte en la raíz de su universo literario, llegó a ser uno de los escritores más cosmopolitas de su tiempo.

Os dejamos con algunas de sus frases más célebres:

“Los genios no cometen errores. Sus errores son siempre voluntarios y originan algún descubrimiento”.

“Me dan miedo esas grandes palabras que nos hacen tan infelices”.

“Todo es demasiado caro cuando no se necesita”.

“El amor es un maldito fastidio, especialmente cuando también está unido a la lujuria”.

“La irresponsabilidad es parte del placer del arte. Es la parte que las escuelas no saben reconocer”.

“No hay pasado ni futuro, todo fluye en un eterno presente”.

“Mi niñez se inclina a mi lado. Demasiado lejos para que yo apoye una mano en ella por una vez ligeramente”.

“Los colores dependen de la luz que uno ve”.

“No hay herejía ni filosofía tan odiosa para la Iglesia como el ser humano”.

“He puesto tantos enigmas y acertijos que la novela mantendrá ocupados a los profesores durante siglos, discutiendo acerca de lo que quise decir. Esa es la única forma de asegurarse la inmortalidad” (Ulises)

“Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema”. (Ulises)

“¿Cuál es la razón de que palabras como éstas me resulten tan torpes y tan frías? ¿Será que no hay palabra lo suficientemente tierna para describirte?”. (Dublineses)


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